El pequeño abeto.Cuento tradicional
Esta historia es ideal para contarle a los niños en época navideña. Además puede ser una buen recurso para representarlo en la fiesta de fin de curso.
Como todo cuento tradicional tiene múltiples versiones.
En la cima de un monte crecía un abeto que se quejaba sin cesar de sus hojas. A su parecer, un árbol de su categoría se merecía algo mucho mejor, no hojas puntiagudas y que pincharan.
¡Ojalá fuese de oro! – decía.
Y a la mañana siguiente despertó con las hojas de oro. Brillaba muchísimo. Y el brillo de sus hojas atrajo a unos ladrones que lo dejaron desnudo.
¡Qué equivocado estaba! – se dijo entonces. ¡Ojalá fuera de cristal!
Y a la mañana siguiente se despertó con las hojas de cristal. Pero un fuerte viento hizo que se golpearan unas con otras, hasta que nuevamente se quedó desnudo.
¡Qué equivocado estaba! – se dijo entonces. ¡Ojalá tuviera dulces y aromáticas hojas!
Y a la mañana siguiente tenía un montón de hojas dulces y aromáticas. Pero pasaron unas cabritillas y se las comieron todas, dejándole desnudo otra vez.
Ya desesperado exclamó: ¡Pobre de mí, qué equivocado estaba!
Y formuló entonces un deseo final: recuperar sus antiguas hojas.
Al día siguiente se despertó vestido con las hojas que le corresponden a un abeto y que aún hoy conserva. ¡Qué feliz era ya!
Al atardecer pasó por allí una pareja. Un hombre y una mujer embarazada. Estaban muy cansados del largo camino que habían recorrido y se refugiaron bajo las ramas del pequeño abeto. Allí pasaron la noche.
Por eso desde entonces, algunas familias colocan el nacimiento debajo del árbol de navidad.
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