íntomas del TDAH
Es posible que todos nosotros presentemos en algún momento síntomas similares a los del TDAH,
sin que tenga mayor importancia ni quiera decir que deba ser
diagnosticado. Los especialistas sólo diagnostican a un paciente de TDAH
cuando son muchos los síntomas de TDAH,
estos se presentan frecuentemente, aparecen en distintos ambientes (es
decir, no sólo en casa o sólo en el colegio) y no son pasajeros, sino
que se vienen arrastrando desde la primera infancia aunque haya alguna
excepción en la que se tarde más en detectar. Además, es necesario que
estos síntomas de TDAH causen de manera evidente problemas en el funcionamiento social, académico u ocupacional.
Síntomas de TDAH con hiperactividad-impulsividad:
• Presenta inquietud, el niño se mueve en el asiento y les cuesta estar en clase en su pupitre
• Se levanta cuando debería estar sentado
• Corre y salta en situaciones inapropiadas especialmente en lugares en los que debe esperar
• Tiene dificultad para jugar tranquilamente
• Excitado a menudo, "como una moto"
• Habla excesivamente y también lo hace en situaciones que no debe
• Responde antes de que finalice la pregunta
• Tiene dificultad para guardar el turno en actividades de grupo
• Interrumpe a otros en los juegos, conversaciones, etc
Síntomas de TDAH con falta de atención:
• Se levanta cuando debería estar sentado
• Corre y salta en situaciones inapropiadas especialmente en lugares en los que debe esperar
• Tiene dificultad para jugar tranquilamente
• Excitado a menudo, "como una moto"
• Habla excesivamente y también lo hace en situaciones que no debe
• Responde antes de que finalice la pregunta
• Tiene dificultad para guardar el turno en actividades de grupo
• Interrumpe a otros en los juegos, conversaciones, etc
Síntomas de TDAH con falta de atención:
• No atiende a los detalles, comete errores
• tiene dificultad para mantener la atención en las actividades que está realizando
• Parece que no escucha “ensimismamiento”
• No sigue instrucciones, no termina las tareas
• Tiene dificultad para organizarse
• Evita tareas que requieren esfuerzo de concentración continuado
• Olvida y pierde cosas necesarias para su actividad
• Se distrae fácilmente con estímulos externos
• Se olvida de las tareas diarias
• tiene dificultad para mantener la atención en las actividades que está realizando
• Parece que no escucha “ensimismamiento”
• No sigue instrucciones, no termina las tareas
• Tiene dificultad para organizarse
• Evita tareas que requieren esfuerzo de concentración continuado
• Olvida y pierde cosas necesarias para su actividad
• Se distrae fácilmente con estímulos externos
• Se olvida de las tareas diarias
Además debemos de tener en cuenta que se pueden presentar síntomas de TDAH combinado, es decir, de hiperactividad-impulsividad y de falta de atención. En resumen, los síntomas de TDAH
tienen que ser múltiples, en diversos ámbitos y que supongan una
pérdida de funcionalidad de la persona para que se pueda realizar un
diagnóstico de TDAH.
Las orientaciones y recomendaciones médicas y terapéuticas realizadas por parte del equipo médico que atiende al niño de cara a aspectos farmacológicos, médicos, nutricionales, de hábitos saludables, de prevención de riesgos, de mejora sintomática, deben quedar recogidas en el informe clínico no debe limitarse a informar del diagnóstico, donde el apartado "sugerencias" debe ser uno de los apartados más importante y completos para que pueda ser más efectivo el tratamiento.
Claves del éxito en el tratamiento del TDAH
Cuando nos encontramos ante un posible caso de TDAH el protocolo debe comenzar por una evaluación exhaustiva del caso de cara a buscar el un diagnóstico correcto,
imprescindible para un tratamiento efectivo de cara a paliar los
síntomas nucleares del trastorno y la posible aparición y presencia de
problemas y trastornos asociados. Los tratamientos en el TDAH deben
realizarse desde una perspectiva multimodal y de acuerdo a las
características y circunstancias del afectado y deben de estar
compuestos por una serie de componentes claves que garantizan el éxito
del tratamiento:
La Aceptación Activa
La Psicoeducación como proceso previo a
cualquier tratamiento o intervención terapéutica aborda el trastorno
desde una perspectiva global y realista, trabaja la aceptación del
trastorno desde el individuo y su familia y es el lugar donde el sujeto y
su familia van a partir para alcanzar las metas terapéuticas,
personales, familiares y de futuro. La Psicoeducación reporta beneficios
a nivel de autoestima, entendimiento del trastorno y sus limitaciones,
mejora la motivación y el interés por la terapia, y establece las bases
del compromiso por parte del afectado y su familia hacia la mejora
terapéutica y personal.
Cuando tanto el afectado como la familia entienden y conocen el trastorno y lo ven desde una perspectiva global no sólo favorecemos la aceptación activa del trastorno, sino que reconocemos las responsabilidades propias de cada miembro dentro de su tratamiento, buscamos las maneras de potenciar las fortalezas y entrenar las debilidades, evitar aspectos como la culpabilización y el etiquetaje, y asumimos el proceso terapéutico como un proceso de mejora y desarrollo tanto del niño como de la familia.
Cuando tanto el afectado como la familia entienden y conocen el trastorno y lo ven desde una perspectiva global no sólo favorecemos la aceptación activa del trastorno, sino que reconocemos las responsabilidades propias de cada miembro dentro de su tratamiento, buscamos las maneras de potenciar las fortalezas y entrenar las debilidades, evitar aspectos como la culpabilización y el etiquetaje, y asumimos el proceso terapéutico como un proceso de mejora y desarrollo tanto del niño como de la familia.
La manera en la que afrontamos el
proceso terapéutico determina en gran medida el éxito de éste. Encarar
el proceso terapéutico con motivación, interés, ganas de trabajar en
cooperación con los diferentes especialistas, profesionales y personal
docente, es primordial de cara a manejar con eficacia las posibles
situaciones que vayan surgiendo.
Mostrar una actitud positiva y de esfuerzo y positiva implica comportamientos de ayuda y apoyo tanto al niño/a como al resto de los miembros de la familia, confianza en los diferentes profesionales implicados en el caso, afrontamiento de los problemas desde una visión realista pero al mismo tiempo optimista reconociendo las mejoras y los aspectos positivos, actitud conciliadora, predisposición a participar en el tratamiento (escuela de padres, reuniones con los docentes, reuniones con el servicio médico, intervención psicológica, intervención en el hogar, etc.)
Como padres y familiares cercanos debemos enseñar a nuestros hijos y adolescentes a afrontar el proceso con actitudes positivas, siendo nosotros mismos modelos y ejemplos de ello. Hablarles con un vocabulario claro pero adecuado a su edad, darles apoyo cuando tienen problemas en la escuela o con los compañeros, mostrarles sus capacidades y puntos fuertes, ayudarles a manejar sus dificultades, ayudarles a que puedan expresar sus emociones, ayudarles en la resolución de los conflictos y reforzarles de forma positiva aquellos retos, logros y metas que van obteniendo animándoles a que poco a poco vayan estableciendo nuevas metas.
En el caso de los adultos que padecen TDAH, las intervenciones psicológicas ayudan a estos adultos a modificar sus propios sentimientos y a trabajar sobre las emociones negativas, a tomar perspectivas realistas, a manejar los conflictos emocionales, a afrontar los medios, y a plantarse objetivos vitales y de desarrollo personal
Mostrar una actitud positiva y de esfuerzo y positiva implica comportamientos de ayuda y apoyo tanto al niño/a como al resto de los miembros de la familia, confianza en los diferentes profesionales implicados en el caso, afrontamiento de los problemas desde una visión realista pero al mismo tiempo optimista reconociendo las mejoras y los aspectos positivos, actitud conciliadora, predisposición a participar en el tratamiento (escuela de padres, reuniones con los docentes, reuniones con el servicio médico, intervención psicológica, intervención en el hogar, etc.)
Como padres y familiares cercanos debemos enseñar a nuestros hijos y adolescentes a afrontar el proceso con actitudes positivas, siendo nosotros mismos modelos y ejemplos de ello. Hablarles con un vocabulario claro pero adecuado a su edad, darles apoyo cuando tienen problemas en la escuela o con los compañeros, mostrarles sus capacidades y puntos fuertes, ayudarles a manejar sus dificultades, ayudarles a que puedan expresar sus emociones, ayudarles en la resolución de los conflictos y reforzarles de forma positiva aquellos retos, logros y metas que van obteniendo animándoles a que poco a poco vayan estableciendo nuevas metas.
En el caso de los adultos que padecen TDAH, las intervenciones psicológicas ayudan a estos adultos a modificar sus propios sentimientos y a trabajar sobre las emociones negativas, a tomar perspectivas realistas, a manejar los conflictos emocionales, a afrontar los medios, y a plantarse objetivos vitales y de desarrollo personal
La intervención psicológica ayuda a
los niños y adolescentes con TDAH a desarrollar su capacidad de
autocontrol, a potenciar sus capacidades cognitivas, a manejar la
sintomatología nuclear del trastorno, a gestionar y controlar la
frustración, a mejorar y entrenar la socialización, a desarrollar
estrategias de afrontamiento, trabajar el desarrollo personal y a tratar
los problemas emocionales y entrenar en el manejo de habilidades y
estrategias de funcionamiento para el día a día.
De cara a evitar que la desmotivación, la indefensión aprendida, el rechazo, la frustración o una baja autoestima por no alcanzar los retos y las expectativas del entorno cuando planteemos objetivos terapéuticos y académicos es fundamental que éstos sean alcanzables, individualizados, conseguibles y ajustados a unas expectativas realistas.
En el caso de los niños con TDAH el planteamiento inicial debe comenzar con metas y objetivos a corto plazo, de acuerdo a sus dificultades y características sintomáticas, y a su potencial de desarrollo. El objetivo de un objetivo realista es la obtención de un logro y una recompensa positiva, lo que favorecerá la motivación y el esfuerzo en la tarea y una actitud positiva de cara al planteamiento de nuevos retos.
El grado de exigencia de los objetivos (académicos, familiares, sociales, personales, terapéuticos) debe ser siempre en función del abanico de posibilidades y de los resultados anteriores obtenidos, el estilo de aprendizaje. Una vez que conseguimos ir aumentando este nivel de dificultad y exigencia en las tareas, el planteamiento deben estar dirigidos hacia objetivos más a largo plazo y que impliquen un esfuerzo y un trabajo mayor.
De cara a evitar que la desmotivación, la indefensión aprendida, el rechazo, la frustración o una baja autoestima por no alcanzar los retos y las expectativas del entorno cuando planteemos objetivos terapéuticos y académicos es fundamental que éstos sean alcanzables, individualizados, conseguibles y ajustados a unas expectativas realistas.
En el caso de los niños con TDAH el planteamiento inicial debe comenzar con metas y objetivos a corto plazo, de acuerdo a sus dificultades y características sintomáticas, y a su potencial de desarrollo. El objetivo de un objetivo realista es la obtención de un logro y una recompensa positiva, lo que favorecerá la motivación y el esfuerzo en la tarea y una actitud positiva de cara al planteamiento de nuevos retos.
El grado de exigencia de los objetivos (académicos, familiares, sociales, personales, terapéuticos) debe ser siempre en función del abanico de posibilidades y de los resultados anteriores obtenidos, el estilo de aprendizaje. Una vez que conseguimos ir aumentando este nivel de dificultad y exigencia en las tareas, el planteamiento deben estar dirigidos hacia objetivos más a largo plazo y que impliquen un esfuerzo y un trabajo mayor.
Los padres y familiares cercanos del
afectado deben aceptar, comprender e implicarse de forma activa en el
tratamiento del hijo/a y deben coordinarse con los Servicios Sanitarios
Infanto-Juveniles y con el Centro Escolar siendo el núcleo de
coordinación del resto de apoyos y servicios de atención del afectado.
La implicación familiar es otro punto clave en el éxito del tratamiento como agentes de intervención directa dentro del ámbito familiar y como coterapeutas de las intervenciones educativas, psicoterapéuticas y médicas.
La implicación familiar en el tratamiento abarca las siguientes funciones por parte de sus miembros:
La implicación familiar es otro punto clave en el éxito del tratamiento como agentes de intervención directa dentro del ámbito familiar y como coterapeutas de las intervenciones educativas, psicoterapéuticas y médicas.
La implicación familiar en el tratamiento abarca las siguientes funciones por parte de sus miembros:
Para lograr éxito en el tratamiento
es imprescindible encontrar un buen profesional en el que los padres
puedan confiar, que acompañe y dé apoyo a los padres y la familia y que
impulse al niño/a a salir adelante. Los padres han de tener una actitud
positiva, deseos de aprender, informarse y educarse, aceptar su labor de
co-terapeutas, al igual que el profesorado que están en contacto con el
niño, quienes deben al igual que los padres aprender a manejar el
trastorno para lograr en ellos un buen desarrollo.
Las orientaciones y recomendaciones médicas y terapéuticas realizadas por parte del equipo médico que atiende al niño de cara a aspectos farmacológicos, médicos, nutricionales, de hábitos saludables, de prevención de riesgos, de mejora sintomática, deben quedar recogidas en el informe clínico no debe limitarse a informar del diagnóstico, donde el apartado "sugerencias" debe ser uno de los apartados más importante y completos para que pueda ser más efectivo el tratamiento.
Para evitar el fracaso escolar en
los niños con TDAH y obtener éxito en el rendimiento y los resultados
académicos, es necesario que haya una implicación educativa activa. El
alumnado con TDAH precisa más estructura y organización, más frecuencia
en las consecuencias positivas y mayor inmediatez de éstas, más
consistencia en las consecuencias negativas, y reajustes especiales o
adaptaciones curriculares en su caso para el desarrollo de sus tareas.
Esta implicación educativa en el tratamiento debe traducirse en una intervención psicopedagógica que ayude a mejorar el rendimiento académico del niño o adolescente en la escuela mediante la reeducación psicopedagógica y la intervención a través de adaptaciones curriculares, medidas específicas y acciones dirigidas a la mejora de su adaptación escolar y académica así como a reducir así los efectos negativos del TDAH en relación a su aprendizaje y competencia académica.
Esta implicación educativa en el tratamiento debe traducirse en una intervención psicopedagógica que ayude a mejorar el rendimiento académico del niño o adolescente en la escuela mediante la reeducación psicopedagógica y la intervención a través de adaptaciones curriculares, medidas específicas y acciones dirigidas a la mejora de su adaptación escolar y académica así como a reducir así los efectos negativos del TDAH en relación a su aprendizaje y competencia académica.
Los focos de la intervención escolar y psicopedagógica son:
La comunicación entre padres,
médicos, psicólogos y personal docente debe ser fluida y coordinada,
para presentar todo el equipo docente y médico una idea homogénea al
niño, y no existan fisuras o desacuerdos con respecto a su diagnóstico y
posterior seguimiento y tratamiento.
Los padres deben comunicar e informar por tanto, al centro escolar de las recomendaciones y orientaciones terapéuticas de cara a actuar con el niño/a, las posibles consecuencia s o efectos esperables del tratamiento farmacológico o de los derivados de la propia sintomatología, de cómo abordar mejor los problemas del niño de acuerdo a sus características y de todas aquellas dudas que el profesorado plantee con respecto al caso.
El establecimiento y la continuidad de los objetivos terapéuticos y académicos prescritos desde los diferentes servicios o agentes de apoyo, en el hogar del niño/a, es fundamental para la adquisición de hábitos positivos de comportamiento y el desarrollo de habilidades y capacidades dirigidas a obtener una adaptación óptima.
Los principales agentes mediadores y el núcleo de coordinación deben ser los padres del afectado.
Los padres deben comunicar e informar por tanto, al centro escolar de las recomendaciones y orientaciones terapéuticas de cara a actuar con el niño/a, las posibles consecuencia s o efectos esperables del tratamiento farmacológico o de los derivados de la propia sintomatología, de cómo abordar mejor los problemas del niño de acuerdo a sus características y de todas aquellas dudas que el profesorado plantee con respecto al caso.
El establecimiento y la continuidad de los objetivos terapéuticos y académicos prescritos desde los diferentes servicios o agentes de apoyo, en el hogar del niño/a, es fundamental para la adquisición de hábitos positivos de comportamiento y el desarrollo de habilidades y capacidades dirigidas a obtener una adaptación óptima.
Los principales agentes mediadores y el núcleo de coordinación deben ser los padres del afectado.
El objetivo final de toda
intervención o tratamiento con un afectado de TDAH debe ser la
funcionalidad. El éxito del tratamiento dependerá del grado de
adaptación que tenga el niño a los diferentes entornos: social,
académico/laboral, familiar, y personal.
Que el afectado pueda establecer relaciones sociales y de compañerismo óptimas, que responda a los objetivos académicos y a las demandas académicas a través de las diferentes etapas educativas, que sea capaz de llevar una vida organizada, pautada con hábitos saludables y de conducta positiva, que desarrolle estrategias de cara a controlar la sintomatología propia del trastorno, que adquiera herramientas internas de cara a solucionar de la forma más eficaz los posibles problema que surjan en el día a día, que establezca canales positivos de comunicación y expresión emocional, que desarrolle al máximo su potencial personal y sus capacidades y aptitudes intelectuales cognitivas, personales, emocionales, académicas y sociales y que tanto el afectado como su familia y entorno más cercano tengan una buena calidad de vida, supondrá que el tratamiento ha sido efectivo, adecuado y exitoso.
Que el afectado pueda establecer relaciones sociales y de compañerismo óptimas, que responda a los objetivos académicos y a las demandas académicas a través de las diferentes etapas educativas, que sea capaz de llevar una vida organizada, pautada con hábitos saludables y de conducta positiva, que desarrolle estrategias de cara a controlar la sintomatología propia del trastorno, que adquiera herramientas internas de cara a solucionar de la forma más eficaz los posibles problema que surjan en el día a día, que establezca canales positivos de comunicación y expresión emocional, que desarrolle al máximo su potencial personal y sus capacidades y aptitudes intelectuales cognitivas, personales, emocionales, académicas y sociales y que tanto el afectado como su familia y entorno más cercano tengan una buena calidad de vida, supondrá que el tratamiento ha sido efectivo, adecuado y exitoso.
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